¿Hay que temerle tanto al Pachuca?

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Mientras observaba la victoria por penales del Pachuca en la Interliga mexicana, a través de un chovinista canal de deportes argentino, se me vino a la cabeza lo mismo que a millones de hinchas laicos alrededor de esta hermosa franja de tierra: “Pachuca. Final Sudamericana 2006. Demostrarle a los colocolinos que la `U´ sí puede contra los once que ellos no”. Pero el cuadro tuzo dista mucho de aquel equipo multicampeón, el cual dio el gran batacazo en México y Sudamérica.

{mosimage}Por antecedentes, Pachuca parece un equipo disminuido, en comparación a 2006 y 2007.

La escuadra blanquiazul, la más longeva del fútbol mariachi, subió a primera división en 1997, comenzando su época más exitosa. En 1999, 2001, 2003, 2006 y 2007 se consagró campeón de México, a lo cual le añadió tres Copas de Campeones de la Concacaf (2002, ´07 y ´08) y la muy recordada (y celebrada) Copa Sudamericana de 2006.

Hasta aquí, la franquicia dirigida por Enrique “Ojitos” Meza ha sido el estandarte del notorio progreso del balompié azteca, superando en este renglón a las tradicionales Chivas de Guadalajara y al millonario América.

Pero, desde la estrella lograda en el Clausura 2007, el desempeño del Pachuca ha ido en declive, lo cual queda en evidencia en sus actuaciones a nivel doméstico e internacional.

En la Recopa 2007, cayó goleado por un marcador global de cinco a dos ante el Inter de Porto Alegre.

En la Sudamericana 2007 quedó en el camino en los octavos de final contra sus compatriotas del América, dejando una pobre imagen como monarca defensor.

El Mundial de Clubes 2007 quedó marcado como una gran decepción en la historia tuza, tras caer en cuartos de final ante el Étoile du Sahel de Túnez.

La rehabilitación llegó en la Copa de Campeones de la Concacaf 2008, torneo con una clara hegemonía mexicana, donde derrotó el Deportes Saprissa de Costa Rica.

Esto le permitió acceder de nuevo a la cita de fin de año en Japón, donde su actuación fue un poco más decorosa: fue eliminado en semifinales ante la Liga de Quito, campeón de América en 2008.

Ya en el plano local, Cruz Azul despachó de manera categórica a los tuzos, con un marcador global de seis a cero, en la repesca del Apertura 2007.

En el Clausura 2008, los de Hidalgo quedaron en el camino, otra vez en el repechaje, a manos del San Luis.

Por último, el Apertura 2008 dejó un récord bastante oscuro, dado que ni siquiera clasificó a la Liguilla.

Las estadísticas revelan una constante. Este cuadro mexicano, quien deslumbró a nuestro país en 2006 cuando muchos destaparon cerveza y engulleron asado antes de tiempo, no es el mismo que se embriagó de gloria desde 1999 hasta 2007.

Sin embargo, continúa teniendo como valores al cancerbero Miguel Calero, los mediocampistas Damián Álvarez, Gabriel Caballero y Christian Giménez, sobrevivientes de los no remotos años dorados del club. Sin embargo, perdieron al goleador trasandino Bruno Marioni, cuya vasta experiencia en pastos mexicanos será extrañada en el Estadio Hidalgo.

Pero si hay algo de lo cual carece la institución, al igual que el “Romántico Viajero”, es de un marcador “estampilla”, de aquellos que recorren de manera incansable el campo durante los 90 minutos, para frenar y anular al jugador más peligroso del cuadro rival. Aquivaldo Mosquera, hoy en el Sevilla de España, fue aquel baluarte en Santiago en 2006, dejando obsoleto a Matías Fernández. En la “U”, Christian Martínez podría haber sido aquella pieza. Mauricio Arias y Manuel “Colocho” Iturra, si recupera su nivel, podrían desempeñar aquel rol. Uno nunca sabe, quizás sea la pieza faltante en el rompecabezas de Sergio Markarían…

En resumen, contrario a los comentarios fatalistas de unos muchos que hablan con pocos argumentos, no es imposible derrotar al Pachuca. La baja de Walter Montillo y el embrollo de la sede del encuentro de ida manchan, y mucho, las expectativas de la “U” en su primera participación internacional desde 2005.

Hablando de eso, para los amantes del paralelismo y las comparaciones, la última vez que Pachuca jugó la Libertadores fue en 2005 (al igual que la “U”), quedando segundo en su grupo (al igual que la “U”) y armando las valijas en octavos de final (al igual que la “U”)…

Mientras disfruto de la polarización cada vez más constante de este país (quienes asistieron al Arena Santiago el 26 de diciembre y al Municipal de La Florida el 28, saben a qué me refiero), una luz de esperanza se abre para la Universidad de Chile en Copa Libertadores. El rival de turno es quizás uno de los menos deseados, pero tampoco es imposible asomar con una llave positiva para la “U”.

Después de todo, el fútbol y la vida pocas veces responden a una lógica constante y simplista. Además, y creo no ser el único, dejé mi bolita de cristal en el asiento de la E-14, camino a mi hogar…

La voz del hincha

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