El 7 legendario deja las canchas

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Foto: Google
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El 7 legendario deja las canchas

Sus goles y su amor a la camiseta azul lo convirtieron en un símbolo de Universidad de Chile, la hinchada lo convirtió en leyenda. Aquí en el Rincón del Bulla, y en la previa de su partido de despedida, queremos homenajear a uno de los más grandes de la historia de la U: Diego Gabriel Rivarola Popón, “Goku”. Todo comenzó en las inferiores de River Plate. Diego Rivarola hizo las series menores en Núñez y en 1996 logró llegar al primer equipo. Nunca se pudo adaptar al esquema millonario por lo que rápidamente buscó otro horizonte. El año siguiente llegó a probar suerte a Platense, equipo argentino en el cual permaneció por dos años. En 1999 cruzó la cordillera para integrarse a Santiago Morning, un equipo humilde de la capital chilena. Estuvo en las filas microbuseras por un año cuando su vida cambió. Fue fichado por el entonces campeón del fútbol chileno, Universidad de Chile. Aquí es donde su carrera daría un vuelco y Diego se transformaría en un estandarte azul.

Comenzó su paso por la U con goles, pero los más importantes fueron los que marcó en los clásicos contra Colo Colo. Ese año, ambos partidos tuvieron el mismo marcador (3-1 en favor de los azules) y en ambos marcó Diego (uno en la primera rueda y dos en la segunda). Pero el clásico del año siguiente sería el que sellaría a fuego la relación entre “Goku” y la hinchada azul: Rivarola marcaba uno de los goles más importantes de los últimos tiempos en súper clásicos, y nada menos que en el Estadio Monumental. Aquí nace la tan famosa celebración con la polera del personaje de Dragon Ball Z debajo de la camiseta de la U. Diego se saca la camiseta azul, deja al descubierto la otra y se sube a la reja del estadio a celebrar el tanto con la hinchada. Histórico.

Después del tan recordado partido contra el equipo de Pedrero, pasó bastante tiempo para que Diego volviera a convertirle un gol a la contra. Pero el regreso a las redes fue épico e imborrable para la memoria colectiva azul. Era el comienzo del Torneo de Apertura 2004. El 8 de febrero se jugaba el súper clásico después de una seguidilla de empates en versiones anteriores de éste partido. La U salió con todo y lo demostró de la mejor manera, con goles.

Un cuatro a cero categórico con presencia en las redes de Diego Rivarola, uno que de a poco se acostumbraba a convertirle al eterno rival.

Pero ese periodo no terminaría bien para el artillero. Una derrota contra Universidad Católica en la final del Clausura 2005 y diferencias con el director técnico de ese entonces lo alejaron del club, pero no del fútbol. Paso a formar parte del elenco trasandino Argentinos Juniors, pero sin mucho éxito por lo que pronto volvió a emigrar. En esta ocasión llegó a Venezuela para integrarse al Unión Atlético Maracaibo, donde estuvo un año. Luego volvió a Chile por petición de un ex compañero: Luis Musri, quien, por ese entonces, era director técnico de Palestino. Luego volvió a vestir la camiseta de Santiago Morning (2008-2009), logrando destacadas participaciones. Incluso, llegó a ser el goleador del Clausura 2009, con 13 tantos. Todo esto le valió que Gerardo Pelusso se fijara en él y lo pidiera como refuerzo para la Universidad de Chile en 2010. Era el “regreso del hijo pródigo”.

En su regreso a casa le marcó un par de goles a Colo Colo en partidos amistosos de pre temporada (uno en 2010 y otro en 2011). Aquí es donde “Goku” termina su carrera como futbolista pero de una forma inolvidable. Desde su retorno, a principios de 2010, la U, con Rivarola como uno de sus mayores estandartes, logró llegar a semi finales de la Copa Santander Libertadores ese mismo año, en 2011 el bicampeonato nacional (donde le convirtió un gol a Colo Colo, en el Torneo de Apertura, que significó en triunfo para los azules en el clásico; partido que no ganaban desde 2008) y la Copa Sudamericana. En síntesis, o como todos dicen, uno de los mejores años en toda la historia del club.

Hoy se cerrara un ciclo para uno de los más grandes del último tiempo. Uno que dejó claro que su corazón es completamente azul. Que hizo hasta lo imposible por volver y que cuando lo consiguió no hizo más que darnos alegrías. Sólo queda agradecer: por los campeonatos conseguidos, por los goles a la contra, por el aguante demostrado cada vez que usaste esa U roja en el pecho; pero, sobre todo, por demostrar lo que significa amar ésta camiseta por sobre todas las cosas. ¡Gracias Diego “Goku” Rivarola!

La voz del hincha

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