Columna de Lamen: ¿Quién presta el estadio?

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Como decía una vieja frase de uno de los casi extintos poetas del fútbol: “Aunque el hincha puede contemplar el milagro del juego, más cómodamente, en la pantalla de la televisión, prefiere emprender la peregrinación hacia este lugar (El estadio) donde puede ver en carne y hueso a sus ángeles batiéndose a duelo contra los demonios de turno”. Esta cita hace clara referencia al placer

de cada domingo que provoca el asistir al estadio, sea cual fuere, para gozar viendo al equipo de nuestros amores jugar un encuentro contra el contrincante que el calendario demande.

Lamentablemente, dadas las particularidades que hacen único a nuestro fútbol (Como el tener una tercera división en la cual juegan 43 equipos, pero sólo uno con boleto asegurado para ascender a segunda división, entre otras cosas) la realidad plantea que varios equipos, entre los cuales se encuentran la Universidad de Chile, Audax Italiano y Ñublense de Chillán no tienen un lugar propio en el cual actuar de locales, lo que los convierte en meras instituciones nómades.

Históricamente, el caso del equipo azul es muy particular. Durante la época del régimen militar de Augusto Pinochet la casa de estudios de la Universidad de Chile fue intervenida clandestinamente, provocando la separación de la entidad docente y el equipo profesional de fútbol, creándose la CORFUCH. Pero lo más importante, poniendo en contexto el tema actual de los estadios, fue la participación de Ambrosio Rodríguez, abogado del difunto dictador, como timonel de la institución laica y a quien se le achaca la pérdida de vastos terrenos, propiedad del equipo de la U en el pecho y el fracaso del proyecto del estadio propio para la “U”.

Hasta el día de hoy, y ante la negativa de usar el estadio nacional debido a las eternas “remodelaciones” del recinto de Ñuñoa, el equipo sufre las consecuencias de los irresponsables manejos por parte de la administración Pinochet, lo cual ha llegado tan lejos como jugar de local (Sin público) en el estadio monumental de su archirival Colo-Colo o hacer de anfitrión en el Regional Chiledeportes de Valparaíso, un estadio que el domingo pasado lucia más como un césped amateur que un recinto para profesionales.

Esto volvió a abrir el debate sobre un eventual proyecto del soñado estadio propio para los azules, a lo cual Federico Valdés contestó con un rotundo “Puede que la U nunca tenga un estadio propio”, lo cual suena como lo más sensato, considerando que la historia dicta que los incorrectos manejos y los proyectos incompletos han endeudado de sobremanera al conjunto laico y lo han hecho caer en situaciones en las cuales un equipo grande no se debería encontrar. Hay apuro, sin duda, pero hay que esperar que el alza económica de la institución se consolide para pensar en invertir en una casa propia.
 

El caso de los equipos de Audax y Ñublense son mucho menos dramáticos.

Ambos conjuntos han visto sus estadios cerrarse (El municipal de La Florida y el Nelson Oyarzún de Chillán respectivamente) debido a las remodelaciones que amerita el inminente Mundial femenino sub-20 a realizarse en nuestro país entre el 19 de noviembre y el 9 de diciembre. Actualmente, el equipo de La Florida actúa de local en el estadio monumental, mientras el cuadro chillanejo lo hace en el municipal de Collao, aunque su último duelo se jugó en Linares. Pero no todo es tranquilidad a la hora de usar el recinto albo, ya que Claudio Borghi ya ha hecho público su malestar al encontrar en malísimas condiciones la cancha del estadio de Macul. No se puede depender del equipo albo cada vez que un estadio no sea aprobado por la intendencia o sea remodelado inoportunamente en medio del torneo.

Pero el vacio llega cuando los jugadores y cuerpo técnico deben hacer constantes viajes que sólo desgastan el cuerpo de los futbolistas, mermando su rendimiento en el campo. Deportes Antofagasta tuvo que jugar un partido a más de dos mil kilómetros de su ciudad en el año 2007. Fue ante Puerto Montt y en el estadio municipal de La Pintana. Hace poco, Colo-Colo y Palestino debieron trasladar su encuentro a La Portada de La Serena.

¿Tan mal está el fútbol chileno, que los encuentros deben estar constantemente trasladados a varios kilómetros de su sede inicial?

¿Por qué el mundial juvenil fue notificado sólo con 2 años de anticipación a la federación chilena, considerando que Alemania tuvo casi una década para prepararse y Brasil tendrá 7 años para acondicionar sus estadios para el 2014?

¿Por qué los trabajos de remodelación no comenzaron en septiembre del 2006, mes en el cual la FIFA anunció a Chile como sede oficial y sí en pleno campeonato de apertura?

Quizás nos pasa la cuenta ser un país inferior en el ámbito burocrático, con escasa participación en la FIFA, en relación a Brasil y Argentina, quienes históricamente han estado siempre cerca de los centros de poder en el órgano rector del futbol mundial.

Quizás es común del buen chileno el hacer las cosas a ultima hora, aunque no queramos creerlo así.  

Quién sabe, pero lo que sí sabemos todos es que el fútbol chileno pierde seriedad con hechos de esta magnitud. ¿Cómo queda nuestra imagen internacional cuando Elías Figueroa sufre un accidente al ceder un tablón en un estadio en Melipilla, más aun en un evento internacional?

La solución sería invertir más en el fútbol, tarea cuya responsabilidad cae en los dirigentes, intentes y alcaldes, para lograr no sólo una rápida y oportuna remodelación de los recintos, sino también una correcta mantención de los terrenos de juego a lo largo del país, o cada día será más común ver en vivo, o en televisión, canchas de segunda o tercera división en la que actúen jugadores de primera.

Como siempre, la solución es más fácil aconsejarla que hacerla efectiva, pero con esfuerzo, comunicación y ganas (Cosas que nuestro fútbol carece por momentos) todo se puede.

La voz del hincha

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