La casa de estudios planteó una última exigencia para autorizar el uso de su nombre y logo: que el presidente de la concesionaria no trabaje para otra universidad. Y Federico Valdés, el titular, es vicerrector de la Universidad del Desarrollo.
Complicados
Así están en Azul Azul tras las últimas conversaciones con el decano de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile, Roberto Nahum.
Resulta que la concesionaria que se adjudicó la administración del club por los próximos 30 años aún no tiene la autorización oficial de la Casa de Bello para utilizar los nombres y los logos del club por este período.
Y a pesar de que sus accionistas consideraban que el acuerdo para hacer uso de ellos era un hecho, una petición de última hora los descolocó y provocó profunda molestia entre los inversionistas.
Nahum, el negociador delegado del rector Víctor Pérez, comunicó que la universidad no aceptará que alguien de otra casa de estudios dirija los destinos del club.
Y Federico Valdés, a quien el directorio de Azul Azul eligió como su presidente en un proceso que fue informado a la Superintendencia de Valores y Seguros (SVS), es vicerrector académico y accionista de la Universidad del Desarrollo.
La exigencia de la Casa de Bello es clara: o se cambia al presidente o éste renuncia a su cargo en la Universidad del Desarrollo.
Si se cumple alguna de las dos condiciones, la última valla para entregar el logo y el nombre por los próximos 30 años habrá sido superada.
Las primeras noticias acerca de esta exigencia llegaron a oídos de Azul Azul hace cerca de diez días. Pero esta semana la ofensiva fue aumentando de decibeles y terminó, finalmente, en un punto muerto.
Se acordó, en todo caso, que los únicos interlocutores válidos para zanjar el dilema son Roberto Nahum y el propio Federico Valdés. El problema es que éste último viajó ayer rumbo a California y estará dos semanas fuera del país, por lo que el conflicto no tendrá solución antes del término de las Fiestas Patrias.
"Aquí no estamos hablando de alguien que hizo algún daño o que atentó contra los principios de la universidad, sino de una persona que es empresario y que tiene un trabajo. La exigencia no concuerda con lo que es la Universidad de Chile. Se supone que allí caben todos los credos y todas las tendencias", reclamó molesto un accionista que no quiso revelar su nombre.
Quejas
"No estamos dispuestos a aceptar una imposición de esta naturaleza. No le encontramos fundamentos y no sabemos qué pasa por la cabeza del decano", agregó uno de los nueve integrantes del directorio de la concesionaria.
"Además, estamos hablando de una persona que estudió en la Universidad de Chile, que es hincha del club desde los tres años, entonces no sabemos a qué apuntan", se quejó otro alto ejecutivo de la administradora.
En la universidad, en tanto, nadie quiso hablar del conflicto.